Eorvinda es un ejemplo de rareza dentro del mundo de la nobleza en Arofa. Enviudó joven y con niños pequeños, y nunca se volvió a casar. Ella misma asumió el mando como Condesa y llegó a ser conocida como “La Condesa de Hierro “. Su reinado fue próspero, pero severo, y adquirió fama de ser dotada para la política y lograr su cometido, pero también por su frialdad y practicidad. No dio mucho amor a sus hijos, pero los entrenó para ser políticos y guerreros, y si Druvico es un gran Conde ahora, en gran parte se lo debe a la educación que le dio su madre, aunque él no lo confiese, y ella no deje de recordárselo. Recientemente ha regresado a la mansión ancestral después de que desapareciera Arbelio, para ver qué tan mal están educando a sus nietos, y a hacer las cosas correctamente y como debe de ser. La servidumbre ( y Astor y Arbelio) tiemblan cada vez que oyen los pasos y el temible bastón de la Abuela.